En uno de los desiertos más áridos del mundo, en Chile en el Desierto de Atacama, ocasionalmente ocurre un milagro de la naturaleza. Cuando llueve en cantidades que superan lo normal entre Junio y Septiembre, se produce un conjunto de condiciones ideales humedad-temperatura que dan como resultado que los arenosos parajes se conviertan en extensos jardines multicolores de flores autóctonas.
El desierto en su estado habitual, fotografía de Luciano Escobar Gallardo
El desierto florido, fotografía de Luciano Escobar Gallardo
Específicamente entre las ciudades costeras de Chañaral y Huasco se puede apreciar el fenómeno climático denominado “Desierto Florido”. Son más de 200 especies, únicas en el mundo que adornan cerros y quebradas. Destacan por su belleza las añañucas (Rhodophiala) de diferentes colores, pero sobre todo la hermosa Garra de León (Leontochir ovallei) en tonos rojo y amarillo. Esta flor puede crecer hasta alcanzar un diámetro de 15 cm. Y se encuentra en peligro de extinción.
Garra de León, fotografía de Luciano Escobar Gallardo
Sería injusto no mencionar la pata de guanaco (calandrina), oreja de zorro (aristolachia chilensis), lirio (alstroemeria) etc. Todas hermosas flores de tan corta vida, pero que dejan sus semillas a la espera de la próxima lluvia.
Fotografía de Luciano Escobar Gallardo
Este fenómeno no se producía tan intensamente desde el año 1997 y dura tan solo un par de meses por ello vale la pena la larga espera hasta ver nuevamente el desierto convertido en un hermoso jardín.